lunes, 17 de mayo de 2010

'Los cronocrímenes' fetichismo a través del tiempo.

Nacho Vigalondo es la prueba viviente de que existen en España directores con puntos de vista originales, con planteamientos artísticos digamos “fuera de lo establecido”, y con una calidad técnica, si bien, aun no probada, si intuida, y sobre los que la industria cinematográfica española pasa por alto sin tan siquiera detenerse a echar un vistazo, robándonos la posibilidad a los espectadores de valorar el interés (o desinterés) de sus propuestas. Los Cronocrímenes (2007) fue vista por primera vez en España dentro del marco del festival de Sitges en su edición de 2007 y tras esto fue galardonada con premios en numerosos festivales y nominada en otros tantos, incluyendo las nominaciones a mejor película en el festival de Sitges y a mejor director novel en nuestros queridos/odiados Goya. Aún así haciendo gala de una ceguera cinematográfica harto vergonzosa fue “estrenado en salas españolas” el 27 de Junio de 2008, y pongo esto entre comillado porque la película solo pudo verse en determinadas ciudades y en determinadas salas, protagonizando un paso por carteleras prácticamente oculto y totalmente ignorado. Aún así la película llamó la atención de Hollywood, siempre al acecho de nuevas historias que poder fagocitar y reestrenar tras un buen lavado de cara y la consabida americanización de estilo y contenidos, y ya esta en marcha el desarrollo de Timecrimes, con fecha prevista de estreno en 2011. Probablemente, la americana tendrá mas éxito y mas reconocimiento en nuestra tierra que la española, así que no están de mas todas las palabras que podamos dedicarle a la cinta de Nacho Vigalondo, que sin ser una película redonda, si contiene un punto de partida original y un guión inteligente, lo cual es menos habitual de lo que parece y es de agradecer.


Estamos acostumbrados a ver películas de viajes temporales en las que sus protagonistas son transportados al pasado unos pocos años (The time machine, 2002) o decenas de años (Back to the future, 1985), por lo general para arreglar algo del presente con lo que sus protagonistas están disconformes. En unas, los protagonistas consiguen su objetivo cambiando elementos o acciones del pasado para solucionar el futuro del que vienen y otras, mas fatalistas, nos enseñan (como dice el titulo del episodio 5.11 de Lost, Whatever happened, happened, 2009) que lo hecho, hecho está y que los intentos por cambiarlo no harán sino empeorar las cosas. Los cronocrímenes pertenece a este último grupo en tanto las acciones de Héctor (Karra Elejalde) se presentaran totalmente inútiles de cara a solucionar la tragedia. Pocas veces se nos ha mostrado el destino de una forma tan aciaga e irresoluble y es, en esa imposibilidad trágica del protagonista y en sus consiguientes y fallidos intentos de solución donde se encuentra uno de los puntos fuertes del filme de Vigalondo, acentuado en el hecho de que el personaje no viaja al pasado para solucionar nada, sino por puro accidente. El protagonista parte de una situación en apariencia agradable, se acaba de mudar de casa y tiene una feliz relación con su mujer, para caer atrapado en una espiral de la que difícilmente podrá salir. Parece por tanto, casi cómico el momento en el que Héctor, tras su primer viaje, se entere (y con él, el espectador) de que se encuentra poco mas de una hora antes en el tiempo del momento en el que partió. Acostumbrados pues a viajes en el tiempo a lo largo de muchos años, parece pues, poco probable que pueda cimentarse algo a nivel dramático sobre una premisa tan simple como es un viaje accidental de poco mas de una hora hacia el pasado. Es, por lo tanto, sorprendente la historia que viene a continuación, con las dosis adecuadas de tensión y drama y por supuesto, con un crimen que habrá que resolver (o no).


A pesar de lo inteligente y bien hilvanado del guión (casi un encaje de bolillos por su dificultad), escrito por el propio director, este, está basado en una serie de inconsistencias sobre las que se apoya la historia y sin las cuales no podría seguir adelante (cf. la confianza con la que sigue las ordenes que le indica la voz de un desconocido a través de un walkie, la cantidad a todas luces innecesaria de venda en la herida del brazo, sin la cual no sería posible la transformación del villano de la cara vendada). Estos pequeños sinsentidos restan credibilidad a una obra que por otro frente se ve atacada por una manifiesta carencia de recursos que hacen que la película roce en ocasiones la serie B, algo a lo que no ayuda la desganada interpretación de Karra Elejalde ni del propio Vigalondo, claramente mejor director que interprete, o la escasez de escenarios en los que se desarrolla la acción.


Pasando por alto los fallos comentados, la película tiene algunos aciertos que la hacen ganar unos cuantos enteros. La imagen del villano es sin duda lo mejor de la película, sirve como imagen promocional del filme y le da a este una personalidad reconocible y distinguible de otras películas de temática similar. El fetichismo que envuelve toda la película es otro de ellos. Todos los personajes tienen un fetiche con el que sentirse identificados y que sirve de concepto definitorio de sus distintas personalidades. Héctor con sus prismáticos siempre a cuello, al fin y al cabo, es su faceta de mirón la que acabará provocando todo lo que venga a continuación. Pocas veces veremos al joven (Nacho Vigalondo) lejos de su maquina del tiempo. El joven estará presente cada vez que Héctor emprenda un viaje y cada vez que llegue a “su destino”, podríamos decir, recurriendo de nuevo a Perdidos (no obstante los creadores de la serie han reconocido públicamente la influencia del filme de Vigalondo en su quinta temporada), que el joven es la constante necesaria para los viajes de Héctor a través del tiempo, como Penny lo fue para Desmond en uno de los mejores capítulos de la serie (4.05 The Constant, 2008). En cuanto a la chica (Bárbara Goenaga), ella misma representa el fetiche definitivo, pues si bien es el momento voyeur de Héctor el que provoca todo el problema, es a la chica a quien Héctor mira y por quien se adentra en el bosque, es a ella a la que está mirando cuando es atacado por primera vez y es a ella a quien utilizará, como si de un objeto se tratase, para arreglar las cosas después del trágico accidente, acción esta, dulce ironía, que acabará provocando a su vez, el trágico accidente.


Vigalondo no ha resultado ser la gran revelación que muchos esperaban tras la nominación al oscar al mejor cortometraje por 7:35 de la mañana (2003) en 2005. Probablemente esto, unido a su interés por el fantástico han provocado que no se le preste toda la atención que merece. Sin duda lo que sí ha demostrado es ser un director competente y con una personalidad muy marcada, con una propuesta original y fresca y con un saber hacer más que correcto. Esperemos que su nueva película (de la que recientemente ha desvelado el argumento) reciba el trato que merece y le permita demostrar unas habilidades que en Los cronocrímenes han quedado tan solo apuntadas.

2 comentarios:

Roberto García dijo...

A mi me parece uno de los mejores y más influyentes trabajos que ha dado el cine español en mucho tiempo (no hay más que ver la confesión de los guionistas de Perdidos, citandola como modelo para escribir la 5 temporada de la serie), donde destaca el enorme talento de Vigalondo que se ve más remarcado si cabe, por los escasos medios con los que contaba.

El tono de Serie B le beneficia, la narración a pesar de su complejidad fluye muy bien durante todo el metraje y su propuesta argumental es apasionante (soy fan de los viajes en el tiempo).
Vigalondo es el cineasta español con mejor futuro de nuestro cine.

PD: Es recomendable ver su montaje lineal, incluido en la edición especial del dvd.

Saludos!!

Dr. Ender dijo...

Creo que "Los cronocrímenes" es muy buena como debut. Demuestra una originalidad que se echaba mucho en falta en cine español, una marcada personalidad y un buen hacer que probablemente se verán acentuados en sus posteriores películas (a ver cuando lo consigue). Pero hay que reconocer que tiene sus defectos, principalmente del guión. Reconozco que es un libreto muy inteligente y hábil, pero, como comento mas arriba, está basado en una serie de absurdos, sin los que no podría desarrollar la historia, si le quitas esos absurdos, el guión se desmorona. En cuanto a la parte artística, cojea un poco, los actores especialmente no hacen para nada un buen trabajo y eso en una película sustentada sobre tres únicos personajes (el papel de Clara es tan pequeño) es algo que había que haber medido mucho más. Aún así, repito, es una buena opera prima, y sienta las bases para lo que puede ser una mas que interesante carrera.

De todos modos me parecería algo arriesgado encumbrar a Vigalondo tan pronto, viendo su corta (de cantidad y de duración) filmografía. Habrá que esperar a ver que nos depara el futuro.