miércoles, 26 de mayo de 2010

'Lost', un final perfecto para unos personajes imperfectos.

Artículo publicado en Scifiworld.es

ATENCIÓN SPOILERS DE LA SERIE NO SIGAS LEYENDO SI NO LA HAS VISTO ACABAR


Lost representa, como muchos ya llevan tiempo comentando por ahí, un hito en la historia de la televisión, nunca una serie de televisión había jugado con el espectador de la manera en que Lost lo ha hecho, ha sido una serie en la que no ha habido dos capítulos iguales, las distintas temporadas incluso son totalmente diferentes entre sí, con distintos argumentos, distintos desarrollos y distintos personajes, casi independientes. Desde el momento en que se emitió el primer capítulo la serie fue cambiando, mudando de piel a cada semana, pero los espectadores seguíamos enganchados, J.J. y compañía nos tenían atrapados, y sabían muy bien que es lo que tenían que darnos (o más bien que es lo que no tenían que darnos). Un conjunto de conceptos e ideas que fueron abriéndose camino en la serie para atraernos más si cabe hacia sí. Primero fueron los flashbacks, hábil elemento con el que pudimos conocer lo ocurrido a los protagonistas antes de llegar a la isla, luego el monstruo, a veces presente, otras veces largas temporadas de vacaciones, pero siempre aparecía en el momento adecuado para hacer sufrir a los personajes y a nosotros; luego resultó que la misteriosa iniciativa Dharma ya había estado en la isla antes que los perdidos, qué hacían en ella y porqué es algo que nos mantendría intrigados a todos durante mucho tiempo; más tarde, en una inteligentísima reinvención como nunca antes se había visto, irrumpieron los flashforward, con los que conocimos los eventos ocurridos después de dejar la isla y que fue el elemento clave que anunciaría, aunque entonces no lo supiéramos, los devaneos temporales que vendrían después; Jacob ya llevaba un tiempo rondando por ahí para aquel entonces haciendo nadie sabe qué y maquinando para cumplir su plan; cuando parecía que nada más podría sorprendernos, en la sexta temporada aparecieron los flash-sideways (concepto inventado por la propia serie), si ya conocíamos lo que ocurría antes y lo que ocurría después, ahora le tocaba el turno a lo que ocurría a la vez (pero ¿donde?). Cada episodio de Lost parecía pertenecer a una serie distinta aunque contara la misma historia. Cuando el fenómeno Lost apareció, series que habían sido revolucionarias como CSI ya no lo parecían tanto, los posteriores creadores se lanzaron a copiar el patrón. Lost ha sido el padre y la madre de un buen puñado de series, algunas mejores, otras peores, pero todas con una referencia común. Estamos hablando de una serie que consiguió que el presidente de los EE.UU. cambiara de fecha un discurso a la nación para no coincidir con la emisión serie, esto dice mucho de la importancia relativa que ha tenido. No hay duda de que Lost ha cambiado la forma de entender la televisión. Hablamos de una serie que ha conseguido lo que muchos pedíamos desde hace años: la emisión simultanea en EE.UU. y en otros países del mundo de un mismo episodio. Solo ha ocurrido con el último episodio, cierto, y la emisión en España fue una chapuza, pero representa un gran paso y la prueba de que otra manera de hacer televisión es posible. Todo ello se debe obviamente a la grandísima historia que nos han contado, una aventura inmensa, inconcebible y, a menudo, incomprensible, que hablaba sobre temas más grandes de lo que podíamos imaginar. Una historia que nos ha hecho pensar y reflexionar, y que principalmente nos ha mantenido en vilo gracias a la intriga con mayúsculas que impregnaba cada episodio. Pregunta tras pregunta iba avanzando la serie y nosotros con ella. Cuando un misterio parecía a punto de resolverse, otro más grande aparecía en su lugar y no solo no resolvía el anterior sino que le daba una nueva dimensión, las teorías surgían por toda la red a cada capitulo que se emitía, los fans se estrujaban la cabeza intentando averiguar que demonios ocurría en la maldita isla y Damon Lindelof y Carlton Cuse sonreían de forma picara a cada pregunta que se les realizaba sin decir ni pío. Los misterios han sido sin duda el motor de la serie, pero todo motor necesita un combustible, y este combustible, el mejor posible sin duda, han sido los personajes.


Lost siempre ha sido una serie de personajes. Jamás hubiera funcionado si los espectadores no hubiéramos empatizado con ellos desde el primer momento. Ya en el episodio piloto nos angustiamos con Boone buscando entre el caos del accidente un boli con el que poder salvar la vida a Rose, sufrimos por el bebe de Claire antes incluso de saber como se llamaba, también nosotros tuvimos reparos hacia Sayid y nos identificamos con el bueno e inocente de Hurley, al final incluso acabaríamos queriendo a la en principio repelente Shannon y apreciando de algún modo a un ser manipulador y ambiguo como Ben Linus. Reconozcámoslo, a nadie le hubieran importado un carajo los Otros si no se hubieran llevado al bebe de Claire, nadie habría querido saber que se escondía debajo de la escotilla sino fuera por el viaje personal de Locke hasta conseguir abrirla, nunca nos preocupó que el mundo pudiera realmente acabarse, lo que nos importaba de verdad era ver que hacía Desmond después de descubrir que llevaba tres años pulsando una tecla para nada. La pregunta más importante nunca fue ¿Qué es la isla? Sino ¿Quiénes son ellos? Si algo hay que reconocer a los creadores de Lost no es que hayan revolucionado el mundo de las series de televisión, ni la intrincada y enrevesada historia que nos ha mantenido en vilo durante seis años, sino la gestación de unos personajes que nos han hecho reír y padecer, a quienes hemos amado y odiado, con quienes hemos vivido aventuras y a quienes hemos llorado sus muertes, personajes imperfectos que nos han planteado sus dudas, que han crecido con nosotros, y se han redimido delante de nuestros ojos. Ellos, a quienes hemos perdonado cosas imperdonables y quienes nos han hecho vivir momentos inenarrables son el verdadero corazón de la serie.


Los personajes han sido siempre el verdadero corazón de la isla.


Por eso The End, último episodio de la serie, ha estado no solo protagonizado por ellos sino dedicado a ellos. La sexta temporada se había encargado de ir cerrando tramas e historias, de ir resolviendo (a su manera) algunos de los misterios que nos acompañaban desde hacía tiempo. Nos hablo de Jacob, de la Roca Negra, del enfrentamiento entre Ben Linus y Charles Widmore, del pasado de la isla, nos resolvió dudas y nos planteo algún “¿Y si…?”. Casi todo había ido quedando más o menos cerrado, tan solo las últimas pinceladas quedaban por dar. Y llegó el último episodio, y comenzaron los recuerdos, y los reencuentros, momentos emotivos, alguna lagrima se escapó viendo según que escenas, según que personajes, cada cual los suyos. The End representó el homenaje definitivo a esos personajes que tanto habíamos aprendido a querer. J.J. y compañía nos confirmaron que al final la iniciativa Dharma no importaba, que el monstruo tan solo era una nube de humo negro, que el enfrentamiento entre Jacob y su Némesis no era tan importante como parecía. Nos demostraron que lo que importaba había estado ahí siempre, lo habíamos tenido siempre delante, en todo momento. Al fin y al cabo no habían sido tan traposos como pensábamos, el episodio piloto comenzaba con el primer plano de Jack, y tuvimos que habernos dado cuenta ya entonces de que eso era lo importante de esta (gran) historia, Jack, Kate, Sawyer, Sayid, Hurley, Ben… ellos eran lo que realmente importaba, lo demás solo estaba ahí para crear ambiente y llevarlos (y a nosotros con ellos) de un punto a otro. Cuando el tiempo pase y se mencione la serie, muchos la recordarán como la gran revolución que supuso, otros tan solo recordarán a la iniciativa Dharma y los osos polares, muchos recordarán la isla e incluso algunos se seguirán preguntando qué es. Se recordaran muchas cosas pero lo que realmente todos echaremos de menos será a ellos:


Sayid, Jack, Hurley, Sawyer, Jin, Sun, Kate, John, Claire, Ben , Charlie, Desmond, Michael, Juliet, Miles, Shannon, Richard, Walt, Daniel, Frank, Boone, Mr. Eko, Ana Lucia, Libby, Rose, Ilana, Bernard, Charlotte, Tom, Rousseau, Alex, Christian, Widmore, Pierre Chang, Nikki, Paulo, Cindy, Penny, Ethan, Naomi, Keamy, Aaron, Mikhail, Phil, Horace, Nadia, Arzt, Eloise, Jacob, Anthony Cooper, Roger Linus, Radzinsky, Cassidy, Liam Pace, Goodwin, Abbadon


y Vincent



1 comentario:

Roberto García dijo...

Totalmente de acuerdo. Como bien dice una promo de Cuatro: "Mirábamos y veíamos números donde en realidad, había almas"

El cierre no podía ser más coherente con la idea con que nació"Lost". Es cíclico y maravilloso. Un colofón a la altura.

Saludos!